jueves, 16 de septiembre de 2010

Realidad intocable o cuestión de educación???


En India, un país con 1100 millones de habitantes, del que se espera que en el año 2020 se convierta en la cuarta potencia mundial, viven hoy 200 millones de personas a las que se denomina ‘dalits’ (intocables). Sufren el peso de la tradición hindú que dividió a la población en castas hace aproximadamente 3500 años. Son invisibles ante el resto de grupos sociales, marginados, explotados y vejados.

Aunque el sistema de castas fue oficialmente abolido por el Gobierno en 1950, sigue dominando todos los aspectos de la India, sobre todo en el ámbito rural. Los hindúes, desde su ‘jati’ (nacimiento), están marcados por los privilegios o humillaciones que la inmutable tradición religiosa otorga a su casta. Existen cuatro: brahmanes (sacerdotes), kshatriyas (guerreros), vaisías (comerciantes) y sudras (obreros). Los intocables se ubican en el último grupo, y se encuentran al servicio de los otros tres.
“Los dalits no tienen derecho a la educación, no pueden mirar a nadie, ni tampoco pasar por delante del resto. Sus únicos trabajos son recoger basura, personas muertas o limpiar lo que el resto no está dispuesto a hacer” explica Lancy Dodem, intocable de Anantaphur e hijo adoptivo de Vicente Ferrer.

En el mundo rural es muy difícil cambiar de casta y el desarrollo económico de los dalits es complicado. Pero esto no implica que no puedan mejorar sus condiciones de vida. Según Lancy Dodem, existe un problema de fondo que hace más dura esta realidad: “los intocables siempre han sido pobres y esto parece no tener remedio con el paso de generaciones. Muchas familias pidieron préstamos en su día y con el crecimiento de los intereses, se va arrastrando la deuda de generación en generación”.

Las mujeres intocables viven con un riesgo añadido, porque es fácil que caigan en redes de prostitución desde niñas. Por otro lado, las que se quedan viudas son despreciadas por sus familias políticas y generalmente terminan como sirvientas de las familias de sus maridos. Actualmente en India hay 30 millones de viudas, vetadas por unas tradiciones ancestrales que prevalecen sobre la legislación vigente. El 97% de ellas son analfabetas y desconocen sus derechos. “Cualquier injerencia externa es vista como una intromisión en las tradiciones locales, y ello hace que sea aún más complejo abordar la problemática” cuenta Diana Ros, presidenta de la ONG SOS mujer. “Vindravan se ha convertido en el destino elegido por muchas mujeres que pierden a sus maridos y deciden huir de su difícil situación. Nosotros trabajamos con ellas para que dejen de ser invisibles y se reconozcan como seres humanos, con una dignidad” añade Diana.
Trabajo de las ONG´S

Para combatir las desigualdades sociales que existen en el país de los contrastes, gran parte de las ONG`S deciden apostar por la educación y la formación de los más desfavorecidos. Cada organización cuenta con sus propios proyectos, pero todas las que han colaborado para la elaboración de este reportaje tienen en común el objetivo de dar a conocer los derechos con los que cuentan los intocables legalmente, que desconocen por su analfabetismo y por las creencias de la religión hindú.

Un ejemplo de este trabajo solidario es el de la Organización Naya Nagar, que ayuda a miles de familias en diferentes poblaciones de India, y que se centra principalmente en las regiones de Gurgaon y Rajeev Nagar, donde ofrecen sus recursos a todas las familias que deseen acudir en busca de educación para los niños, formación para la mujer o ayuda alimenticia y sanitaria.
“Hay que aprender a respetar a los demás, aunque no entiendas la cultura, tienes que comprender que por mucho que tú quieras hacer que las cosas cambien lo tienes que hacer a su manera, no a la tuya”, asegura Marta Cerdeño, voluntaria de Naya Nagar.

Desde esta organización tienen muy claro que para lograr cambios profundos en la sociedad intocable no sólo hay que centrarse en el trabajo de los voluntarios que llegan a India, sino colaborar con la propia gente del país que quiere conseguir una igualdad de derechos. “Nunca debes quitar trabajo a alguien nativo. La función de un voluntario es apoyar y enseñar a la gente de la aldea para que cuando la ONG no esté puedan seguir su camino”, explica Cerdeño.

Desde Sonrisas de Bombay también involucran y hacen partícipe a la gente local para conseguir un desarrollo integral de la comunidad. Por ejemplo: existen pequeños grupos de mujeres (Self help group) que se encargan del reparto de alimentos en las guarderías, profesoras y ayudantes en centros educativos para los más desfavorecidos, etc. De esta manera, ellas también tienen trabajo y pueden sentirse una parte importante en el progreso de la comunidad. La organización fue creada en 2004 por Jaume Sanllorente, y debido al trabajo de superación y esfuerzo de los voluntarios españoles y los trabajadores nativos, hoy más de 5000 intocables tienen una vida más digna y sus necesidades educativas y sanitarias están cubiertas.
“Gracias a la educación, las clases desfavorecidas pueden tener un acceso a buen trabajo y una vida igual que las clases altas; les hace capaces de ser independientes y luchar por sus derechos. Las personas que pertenecen a la casta de los intocables, sienten que sus sueños nunca podrán cumplirse por falta de recursos. Sin embargo, nosotros nos esforzamos para que esto no sea así”, argumenta Nehal, secretaria de la ONG.

Estas organizaciones cuentan con un importante referente: el trabajo que Vicente Ferrer desarrolló con los intocables en Anantapur, una de las poblaciones más pobres situadas en el sur de India. Hoy su mujer y su hijo, continúan con esta importante labor que ha conseguido que 140.000 niños estén estudiando para poder forjarse un futuro próspero.
Hay una frase de Vicente Ferrer que recuerdo siempre, confiesa Lancy Dodem: “El secreto está en que nadie olvide para qué está en este mundo y entienda que es para servir a los demás”.

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