Me encantan las películas tontas, bobas, donde el único argumento es una preciosa historia de amor. Pero lo que más me gusta son los finales felices. Todas las pelis deberían tener un final feliz, ya que en la vida real no suele darse. Al contrario, el amor o se enfría o se convierte en odio. O bien se queda en un punto muerto. También puede romperse como una ramita seca, si alguien da un mal paso. Sin embargo, a pesar de todo, sigo queriendo mi final feliz.
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